Ayer
iba en el metro. Normalmente, como nadie sabe, voy de pie. Pero ayer me sentía
agotado, de estos días que te sientes agotado. Así que busque sitio y me desplomé.
Intentas acoplarte y ponerte lo más cómodo posible.
A
mi izquierda tenía a un hombre escuchando música con sus cascos. A mi derecha
una señora leyendo un libro. Pasadas 3 estaciones me fije que la señora seguía
en la misma hoja de su libro y también me fijé que el señor de la izquierda
tenía la nariz roja.
El
señor de los cascos, de repente, se puso a tararear, a mover sus brazos y pies como
si estuviera tocando una batería, en pleno concierto.
La
señora del libro no se inmutaba, seguía en su misma página; levante un poco más
la mirada y me di cuenta que estaba dormida.
A
mi izquierda un loco con la nariz roja tocando la batería y a mi derecha una
señora dormida, con un libro entre sus manos, en postura perfecta de equilibrio.
Me
hubiera reído. Lo hubiera hecho si hubiera tenido alguien enfrente que, como
yo, tuviera ganas de hacerlo. Lo hubiera hecho sino estuviera tan agotado.
Pero
estaba agotado y la gente ya no se ríe por estas cosas, al contrario, apartan
la mirada e, incluso, si es posible, se cambian de sitio, no vaya a ser que el
de la batería se lo crea aún más y saque un palo ¡un palo! y después, con ese
palo, te arree en la cabeza.
Quizás
yo mismo sea así. Entre la locura y la armonía. Entre el ruido caótico de una batería
y el silencio relajante de un libro, pues no me importa estar loco y me gusta leer
de vez en cuando.
Quizás
sea al revés, quizás el loco que toca la batería en los conciertos sea el más
cuerdo de la orquesta y el que lee tranquilamente en su sofá este como un
cencerro.
Porque
no tengo miedo a la locura y el equilibrio puede llegar a aburrir. Porque estando
loco, sueñas. Porque estando equilibrado, duermes sin más.
¿Qué
canción escucharía? ¿Qué libro leería? Jamás lo sabré. Jamás lo sabremos. Sería
una canción de rock y un libro de yoga. Fíjate que quizás fuera música clásica
y el tío fuera borracho (nariz roja) o sólo contento de la vida; quizás fuera
un libro de sexo y asesinatos, pero la buena señora estuviera agotada, hasta
incluso pudo quedarse dormida pensando en ello, en el sexo me refiero, no en
matar a nadie (que aún seguía a mi lado).
Estoy
un poco loco sí. No me importaría estarlo más y lo hubiera dado todo por
ciertas locuras. Haberlo estado más aún y vivir esas locuras.
Y
también me gusta estar relajado, durmiendo, en perfecto equilibrio.
Pero,
¿sabéis lo que me paso? Que me fui hundiendo cada vez más en mi asiento, no por
miedo al batería, no porque la señora me transmitiera su sueño, lo hice,
sencillamente, porque enfrente ya no había nadie y me gusta estirar mis
piernas, no molestaras a nadie y nadie cruzará por encima.
El
loco se levantó. Seguía tocando la batería cada vez de forma más desenfrenada,
dando con los nudillos en la ventana de la puerta del vagón. Se abrió la puerta
y se fue medio trotando.
La
señora se despertó. Cerró su libro. Lo metió lentamente en su bolso. Se dirigió
tranquilamente a la puerta y salió también, andando despacio.
Yo
me quedé solo. Sin batería y sin libro.
Espera,
espera… quizás, quizás… quizás la señora no estaba dormida, quizás, es cierto,
estuviera leyendo un libro sobre asesinatos en serie, quizás la loca sea ella y
estuviera haciéndose la dormida. Puede que, al salir del metro, haya seguido al
loco de los cascos y que éste, no este loco ni borracho, sino simplemente
resfriado y feliz.
Quizás…
le haya seguido hasta la misma puerta de su casa, le haya hecho cualquier
pregunta trivial y le haya acribillado allí mismo a navajazos, por molestar más
de la cuenta, le haya dejado el libro entre las manos y se haya puesto ella los
cascos.
Casi
hasta me sentí culpable de haber estado en medio. Quizás, sólo quizás, si me
hubiera levantado, hubieran podido mirarse y entenderse, charlar y hasta
tomarse unas cervecitas juntos. Cachis. Cosas que pasan.
Cosas que pasan, jaja.
ResponderEliminarMuy bueno Sr. Potter ;)
Pues si..a veces no se puede hacer nada ¿que se le va a hacer? Jajaja
EliminarGracias Alejandro