viernes, 12 de febrero de 2016

Necesito una chimenea

Este fin de semana dan lluvias. A mí también me gusta cuando llueve.
Estoy deseando irme al pueblo y encender la chimenea. Cuando llego mi madre ya la tiene preparada, solo tengo que encender la cerilla, acercarla y esperar.
La habitación de la chimenea es silenciosa y, por alguna razón misteriosa, no tienes conexión a nada, como si de repente desaparecieras y te apartaras del universo.

Un buen lugar para sentarse, observar las llamas y escuchar la lluvia.
Un buen lugar para leer o tomarte un café.

La Comunidad del Anillo no tiene preparada ninguna fiesta ni celebración, así que tendré la excusa perfecta para no tener que cerrar la taberna.

Espero que por el día la lluvia deje un poco de margen, para poder coger la bici y subir al monte o bajar al río con Ricardo.
Si vamos hacía el monte, lo malo será la subida. Pero nos podremos perder entre los caminos y encinares, quizás nos crucemos con alguna rapaz. Lo divertido será la bajada.
Si vamos hacía el río, la bajada nos hará partirnos de la risa. Veremos el río, que relaja mi mente cada vez que lo miro. Lo malo será la subida, Ricardo empezará a lloriquear y tendré que cargar con bicis y mochilas. No me importa.    
En ambos casos, seguramente, nos llenaremos de barro.

Y espero que por la noche la lluvia aparezca sin cesar, que llueva tanto que limpie todo, que llueva tanto que haga que se vaya la luz, para encender velas y quedarme delante de la chimenea.

 
Quizá todavía tenéis miedo de la niebla, la sombra de los árboles, el agua profunda, las criaturas del bosque, ¡No temáis!, Pues esta noche estáis bajo techo.
Os limpiareis las manos sucias y os lavareis las caras cansadas. Fuera esos abrigos embarrados. Peinad esas melenas enmarañadas.
¡Tened paz ahora! No prestéis atención a ningún ruido nocturno. Pues nada entra aquí por puertas y ventanas salvo el claro de luna, la luz de las estrellas y el viento que viene de las cumbres, ¡Buenas noches!

8 comentarios:

  1. Casi que vi todo lo hermoso de ese lugar. Y estar cerca de esa chimenea al escuchar la lluvia, ¡¡me diste envidia sana!! Jeje. Precioso ese final, precioso todo.
    Un beso Kike.

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    1. Gracias Isabel, ese precioso final no es mío, es de Tom. Un beso muy fuerte.

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  2. A mi también me encantan las chimeneas, me recuerdan a mi infancia y quizá por eso me transmiten sensación de paz, de seguridad. Recuerdo que cuando llovía, mi abuelo asaba patatas en la chimenea, aún me llega el olorcito... ayy, qué tiempos.
    Me ha encantado tu relato, Kike. Un beso enorme

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    1. Yo me pongo a asar castañas, incluso alguna vez quemo alfombras y manteles sin darme cuenta... Gracias Chari, otro beso para ti.

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  3. El viento de las cumbres, por donde asoman los pasos claros de la luna creciente, las estrellas de las llamas alumbrando la penumbra de la noche y mientras.. Mientras el recorrido de la lluvia resbalando por cada hueco del humo que sale de la chimenea al exterior, amansa el tropel del tiempo, que aqui, justo delante de estas llamas embelesadoras de todo pensamiento, olvidan las manillas de las prisas....

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    1. Nunca hay prisa cuando sabes que te esperan. Un bonito pensamiento. Delante de la chimenea pienso que mi tiempo se acaba.

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  4. Algún día me gustaría sentarme junto a esa chimenea que tanto amas, dispersar los pensamientos y, quién sabe, quizás tomarme esa taza de café...
    Un abrazo.

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    1. ¿Quién sabe? Ni idea, estoy un poco disperso, pero estaría bien esa taza de café.
      Un abrazo Eva.

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