miércoles, 7 de octubre de 2015

A veces soy un borde


Hay días que me siento tontorrón. Lo utilizo en varios sentidos, pero el de hoy es tontorrón de tontarrio, de hacer el payasete a todas horas, de decir más tonterías de las normales.
Casi he formado un escándalo en el restaurante en una comida con los compañeros.

Normalmente suelo llegar al trabajo atizando a diestro y siniestro, no queda títere con cabeza, pero en plan cariñoso, cari amoroso.

Empecé a hacer el payaso en el trabajo a partir de una comida de navidad, hace 7 u 8 años, no recuerdo exactamente. El consejero delegado, el jefazo, nos dio un discurso nada navideño, poco halagüeño, poco tierno. Normalmente él, como persona humana, es poco entrañable, pero nos soltó un discurso que casi parecía un bocinazo, una sentencia de muerte, claudicante, sin esperanza, vamos, que si llegábamos al verano sería por un milagro divino.

A la mayoría de la gente, de mis compañeros, se les atraganto el turrón. En cambio, lo admito, yo bostezaba, imagino que sería por el sueño que me suele entrar después de comer, ya se puede caer el mundo a pedazos, que yo sigo dormitando.
Este buen señor, termino su discurso de navidad, nos deseó felices pascuas y salió pitando a saber dónde. Nos entró la duda si pedir un copazo o no, pues realmente nos apetecía para ahogar nuestras penas, pero claro, tampoco queríamos ahondar en el ya enorme agujero de la tesorería de nuestra queridísima empresa.

Psss total, ¿quién lo va a notar? Ya que más da. Me levante y toque con la cucharilla en mi copa. Tin tin tin tin. Silencio, silencio por favor… ¡Silencio cojones!
Todos me miraban entre la mayor de las sorpresas, con emoción contenida, alguna lagrimita e incluso alguno imagino llego a pensar “pobre, que irá a decir ahora éste…”

Tengo que admitir que el vino me ayudo. Me encanta el buen vino, es así. Me imagino que me zumbaría media botella (mínimo) comiendo.

Las palabras me salían solas. Empecé a contar historietas y anécdotas de mi anterior trabajo, aquel en el que tenía el silbido del diablo detrás de mí, visto con perspectiva y contándolo con dos copas de más, como si contigo no fuera la cosa, como si fuera un cuento, puede resultar desternillante. La gente se doblaba de la risa.
Reconozco que me crecí. Le empecé a dar un toque entre épico e imaginario, improvisando conversaciones y situaciones.
Empezaron a grabarme con los móviles. Los camareros se acercaron, nos invitaron. Me pusieron mi ron al lado. Yo no sé el tiempo que estaría contando gilipolleces, en un monologo hacía los demás, pero que, en realidad, casi era conmigo mismo.

Las servilletas volaban por el aire, la gente daba puñetazos en la mesa de las carcajadas que soltaban, se apoyaban unos en otros. Llegue a pensar que a una compañera en concreto la daría algo, parecía poseída por el demonio.

Soy simple. Y un puto romántico. Porque solo quería hacerles reír y porque solo quería hacerles ver algo tan sencillo como que el infierno está en otros sitios y que siempre, siempre hay esperanza.

Desde entonces me buscan para este tipo de “eventos”. Y no hay comida navideña en la que no tenga que improvisar con mis historietas. Y no hay mañana en la que tomando el café no tenga que alegrar a más de uno, aunque el que necesite alegría sea yo mismo.

 
En las comidas llega un momento que se empieza uno a aburrir, sobre todo cuando empiezan con la política, la nacional y la de las empresas. Todos opinan sobre lo mal que esta todo y lo que cuesta sacar todo adelante. Sobre como optimizar, sacar más rendimiento, aplicar mejor los resultados, incrementar la facturación, firmar más contratos, etc….etc…etc….

Ahora que no me escucha ninguno, lo diré: me aburren. De manera sobrehumana.
Y como me apetecía hacer un poco el payasete y meterles un poco de caña, pues…
A veces soy un poco borde y faltón, lo reconozco.
Transcribiré más o menos esa sobremesa, total, ya puesto a hacer el payaso…

-          Ala venga, si no tenéis ni puta idea de lo que habláis.
-          Ya tenemos aquí al listo…
-          Ni listo ni leches, lo que hay que hacer es tener a la gente contenta, joder.
-          ¿Subiendo su sueldo? Jajajaja
-          Tú siempre pensando en lo mismo, empiezas a dar asquito tío.  
-          Dinos que es más importante.
-          Pues mira machote, muy sencillo, por ejemplo, odio los lunes.
-          Jajaja y todos, mira este ahora.
-          Por eso. Los lunes habría que entrar a trabajar a las 12 de la mañana. No, no, no me miréis así, ya sé que mucha gente lo piensa, pero joder, es que es verdad, la gente iría contenta al trabajo, empezaría la semana con ganas, descansados, producirían, esa palabra que tanto os gusta usar, producirían el triple desde las 12 hasta la hora de comer que un lunes normal desde las 8 o 9 de la mañana.
-          ¡y cobrando lo mismo! ¡eso!
-          Y dale…, me recuerdas al Señor Cangrejo, tranquilo hombre, que ya pago yo la comida.
-          Jajajaja
-          A ver tonto el haba, ¿tú que haces los lunes cuando llegas al trabajo?
-          Joder pues lo mismo que todos los días.
-          Es decir, mirar el Marca.
-          Entre otras cosas…
-          Si supieras que los lunes no empiezas hasta las doce, el domingo te quedarías viendo los goles en el Estudio Estadio y no tendrías que estar el lunes haciéndolo. Además, no me jodas, que los lunes los dedicas a mirar no solo el Marca, también el Facebook, twitter y demás foros y foras, vamos, que hasta las 11 no mueves un dedo.
-          Hombre, siempre hay cosas que hacer a primera hora.
-          ¿Tocarte los huevos y pensar en lo que te queda de semana?
-          Jajajajaja
-          Imaginaos. Imaginar esos domingos, que llega la tarde y ya te empiezas a deprimir, pensando en el puto lunes. Si estas comiéndote los mocos en tu casa, con la resaca del sábado, solo te entra más dolor de cabeza de pensarlo. Si estas fuera, tu mente te carcome porque tienes que volver, claro, hay que recoger, bañar a los niños, fregarte los calzoncillos, preparar los macarrones, cosas de esas.
-          Jajajaja, pero tendrías que hacerlo igual de todos modos.
-          Sí, pero no es lo mismo, nada es lo mismo. Si por Decreto ni Dios trabajará hasta las 12, esos domingos serían una bendición, podrías ir al cine, o quedarte en tu pueblo un poco más tomándote otro par de cañitas, o incluso, si estas fuera, hacer noche. ¡Esa economía que tanto os preocupa funcionando a tope!
-          ¿Y los Colegios? Habría que madrugar igual.
-          Hasta las 12 cerrados también, que los vamos a hacer gilipollas con tantas tonterías. Tantas actividades ni leches, tanto inglés, alemán y chino. Y luego no saben ni donde esta Badajoz ostias. Cuando yo era pequeño, las actividades eran hacer el cabra en la calle, jugar a la guerra con piedras y palos, mancharnos hasta decir basta y, a pesar de todo, ya me veis que aquí estoy.
-          Jajaja, eso, así estas querrás decir, hecho un salvaje, un pueblerino.
-          El salvaje eres tú, que no sabes ni echar una firma en condiciones, cuando ven tu firma se piensan que están contratando con un subnormalito.
-          ¿Pero que tienes en contra de mi firma?
-          Que es vergonzosa.
-          De verdad, no hay quien hable contigo cuando te pones así. Siempre igual…
-          Igual que los viernes, ¿Por qué salir a las 3? Habría que salir como muy tarde a las 1 y media. Saliendo a la 1 y media, la gente iría a tomarse unas cañitas, incluso ya de paso puede que se quedarán a comer y también puede que se dieran una vuelta por el barrio para comprarse algo, tan contentos de la vida. Saliendo a las 3 lo único que te apetece es irte a comer unas lentejas a casa de tu madre.
-          Jajaja tú solo piensas en la cerveza.
-          No, para nada. ¿Qué haces los viernes a última hora? ¿Quién coño trabaja a esas horas? Nadie. Bueno, sí, alguno aquí presente se dedica a mandar correos los viernes a las 2 y media. Y no quiero mirar a nadie, ejem…
-          Si lo dices por mí lo hago para que lo tengas en cuenta el lunes, son temas importantes.
-          Jajajaja, eh… a ver, no me toques los huevos tío, si lo haces es para que si alguien te pregunta puedas decir: “no… si yo ya lo mande la semana pasada…”
-          Jajajaja jajajaja
-          Pero claro, la “semana pasada” se compone de lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. Y viernes a las dos y media de la tarde, que es cuando lo haces tú.
-          Te equivocas, no lo hago por eso, pero vamos, que tú mismo.
-          A ver, no te enfades hombre, cómo te lo explico, que me toca un pie, como si quieres decir, para quedar bien, que me lo mandaste hace un mes, el resultado va a ser el mismo te lo aseguro, y lo sabes…
-          Tío, afíliate a un partido de estos nuevos, seguro que triunfas.
-          No te equivoques chavalote, que yo de buitre y juntacadaveres tengo poco.
-          Jajaja ¿Por qué dices eso?
-          Porque no me gusta usar el dolor ajeno, que es lo que hacen todos estos de ahora.
-          Quieren un mundo más justo, el poder de la democracia.
-          ¿Más justo? Ja, si no saben ni lo que significa justicia, no me jodas. Quieren su mundo, eso es lo que quieren, que no tiene porque ser el mío.
-          ¿Y a qué hora te levantarías los lunes entonces?
-          Pues a una hora prudencial, sobre las 10 de la mañana, que tengas tiempo de sobra para desayunar tranquilamente y hacer todas las tonterías que harías si estuvieras en el trabajo. No me digáis que no os jode el domingo por la noche, viendo una película de estas, con esos cortes para anuncios que duran 7 minutos, mirando el reloj, pensando que te van a dar las tantas.
-          Es que últimamente se pasan con los anuncios.
-          Ahí está. Si no tuvieras la presión de las 7 de la mañana, hasta incluso no te importaría quedarte después a ver a la Bruja Lola.
-          Jajajaja Seguro que te la tragas entera, como si te viera. Por eso llegas todos los días tarde.
-          Jajajaja ¿a la bruja? Eh… no, no que va. Y no llego tarde, llego a mi hora.
-          ¿Las 9 y media es tu hora?
-          Es mi hora sí, que mi trabajo me ha costado acostumbraros a ello.
-          Jajajajaja
-          Además, ¿Qué haces tú a las 9? Mirar El País, ABC, Expansión y su puñetera madre. ¿Y tú? Contar tus aventuras con los caballos en tu finca, no te jode.
-          Ya bueno, pero estamos ahí, cumplimos con nuestro horario.
-          Ohhhhhh ¡El deber! Ya…. ¿Te digo yo a ti algo cuando vuelves al trabajo a las 5 después de comer?
-          Tendría alguna comida o reunión.
-          ¡Claro! Comida calentita en tu casa y reunión con tu almohada no te jode.
-          Jajajajaja
-          ¿Pero qué dices?
-          Pero tío… si vuelves con el pelo engominado y la corbata perfectamente colocada, vete a contar cuentos a otro.
-          Yo macho, Enrique de verdad, contigo es imposible.
-          Jajaja ay madre… Camarero, perdone, unos chupitos para esta tropa y nos trae la cuenta.
-          Están invitados a los chupitos señores.
-          ¿Ah sí? Pues gracias, simpático.
-          ¿No quieres una copa?
-          Jajajaja ¿Aun queréis que me tome una copa con vosotros?
-          Jajaja que remedio…
-          No, no… gracias. Voy, voy… a dar un paseo, a andar. Necesito respirar.
-          Quédate hombre, ¿Qué prisa tienes?
-          Ninguna, pero esta espalda… me va a matar, me alivia estar de pie, luego nos vemos.
-          Venga Quique, hasta luego.
-          Hasta luego.
-          Luego nos vemos.
-          Hasta luego, no te pierdas.
-          Hasta luego Quique.

12 comentarios:

  1. Está bien ser el payasete a veces (a mí me encanta serlo) y tb ser borde, por qué no? Jajaja! Cuenta alguna de esas historietas para destornillarnos por blogger...;) un abrazo!!!

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    1. Jajaja, pues si... esta bien serlo de vez en cuando, ¿por qué no? contaré alguna más...
      Otro abrazo para ti!!!

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  2. ¿¿¿Qué has desayunao tu esta mañana, hombre de Dios??? Jajaja, ha tenido que ser antológico. Sabes, yo soy más de hacer el payasete "por escrito", pero si asistiera a algo así seguro que también te parecería “poseida por el demonio”. Y es que cuando me da la risa….

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    1. Pues lo mismo de todos los días, mi café..., creo que no tenía donuts. Jajajaja, pero te refieres a ese tipo de risa...¿diabólica?

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  3. Mmmmm.... Si, dolor de espalda.. claro....Gritos de socorro, te tengo calado.
    Gracias por compartirlo:)

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    1. ¿Ah si? ¿caladito? ¿tú crees? mmm.... si, si... eh... jajaja, vale! pero de verdad, jo! hay días que me duele que no veas.
      Gracias a ti...

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  4. Eres buenísimo vamos, lo que me he reído con esos domingos por la tarde, que te deprimes porque llega el puto lunes, más verdad no puede ser. ¡Y los colegios como el trabajo... hasta las 12! Jajajaja.
    Nada, esperando con ganas otra historia :).
    Saludos Kike!!

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    1. Jajaja, gracias Isabel, tú si que eres buena...hasta las 12!

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  5. Que bien logrado, que sería de esas charlas de sobremesa sin un tontarrón de tontarrio. Me gustó mucho, sigue con otra...

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  6. Gracias, a ver si a la próxima también me apetece hacer el tontarrio...¿Quién sabe?

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