Vi a Fernando en el pueblo y, como siempre,
nos abrazamos.
A pesar de la distancia, de las
circunstancias, de haber perdido casi todo por el camino.A pesar, el abrazo nos sale sólo.
Hablamos de jugar algún día al padel. Ok,
cuando quieras, avísame, yo tengo menos lío que tú. Y me avisó. Y quedamos.
Y nos pusimos juntos de pareja contra dos
tíos que le daban bastante bien.
Hacía tanto tiempo que no jugábamos juntos…
Tendríamos 13 o 14 años, él jugaba atrás en
el frontón. No fallaba una. Una pared.
Yo jugaba delante, siempre arriesgando,
siempre jugándomela, era mi forma de jugar, así me habían enseñado. Así había
aprendido. La compenetración era absoluta. Y nadie nos ganaba. Da igual que fueran de nuestra edad o con 20 años más. Así durante 5 o 6 años. Nos aplaudían.
Mía… era mía Fernando…, ¡es que tú tienes que estar más adelante joder! Pero que dices… estás agotado, ¡¡te tienen frito hostias!! Tú dedícate a tu zona. ¡No me sale de los huevos!. Vamos a ganar. Ya lo sé.
Y a veces “discutíamos”. ¡Vete a la mierda! ¡Que te jodan tío! ¡Que te jodan!! Venga va… vamos a calmarnos… ¡cálmate tú! Jajajaja… no lo hacemos mal, ¿no?? Ay madre…
Me caía el sudor a chorros. Casi no tenía
aliento. Miré atrás. Fernando apoyado en la pared. Me acerqué… le abracé, me
acuerdo, tengo la imagen gravada, le hablé: “que mal sienta perder colega”. Me contestó
“es que no vamos a perder, ¡vamos!”. Le sonreí. Casi hasta me hubiera
descojonado de la risa sino hubiera sido porque no me llegaba ya el oxigeno a las
piernas.
Perdimos aquella final. Llegaría un momento
que perderíamos. Y… fue raro… Terminamos el partido. Dimos la mano y la enhorabuena a los ganadores.
Nos sentamos, bebiendo agua. Sin hablar. Sin decir una sola palabra. Me quedé observando el sudor en mi piel. Dejé que las gotas cayeran por mi rostro. Goteaba.
Allí sentados. Seguíamos sin hablar. Para que hablar. ¿Para que…?, nos jodía haber perdido, pero, realmente, lo que más nos jodía era saber que aquella etapa terminaba, que habíamos perdido por no cuidar, por estar a otras cosas, porque queríamos estar a otras cosas, nos jodía porque ¡¡mierdas!! Ya no éramos los mismos.
Bajamos juntos para casa. Luego nos vemos. Venga. Hasta luego. Hasta luego.
El segundo set nos ganaron 6-3. ¿Ves? Tampoco son tan buenos, se van a cagar. Quiero ganarles. Jajajaja joder Fernando… Tú métela dentro, no arriesgues tanto joder, dos tíos como nosotros por arriba no nos pasan, vamos a presionarles.
Sonreí. Me emocionó. Se me vinieron a la mente recuerdos.
El tercer set no lo terminamos, 4-2 nos
ganaban. A la próxima… porque habrá próxima… no tengo duda que ganaremos. No hacemos mala pareja la verdad.
Las etapas terminas y las cosas cambian, pero si habéis conseguido mantener viva una amistad así de especial os podéis dar por satisfechos. Muy evocador, me ha encantado. Un beso, Kike
ResponderEliminarGracias Chari, el abrazo sale solo, aunque hayas perdido casi todo por el camino.
Eliminar