En cierto modo saber que ya he vivido más tiempo que mi Padre me produce un poco de zozobra.
Parece increíble pero ya me estoy acercando. En unas semanas cumpliré 50 años y me invaden sensaciones encontradas.
El recuerdo de todos estos años. El anhelo de
querer seguir disfrutando momentos. La incertidumbre de hacerse viejo. La
certeza de la muerte.
Saber que tu vida, lo único que realmente te va a pertenecer en la inmensidad del universo, ya ha entrado en la segunda parte, es, por decirlo de alguna manera, sobrecogedor.
Te vas dando cuenta del paso de los años. En tu forma de ser y en tu forma física. El cansancio muchas veces te inunda.
No puedo quejarme en exceso de mi vida. Lo que
soy y lo que tengo se deriva de una concatenación de momentos y decisiones. Si
cambiase algo de todo ello no sería yo, ni lo que he creado.
¿Quién alguna vez no se ha arrepentido de las decisiones que ha tomado en su vida? ¿O quien no se arrepiente de no haber hecho algo? ¿O de haberlo hecho? Sin embargo, jamás sabrás las consecuencias de haber obrado diferente.
Asumir tu existencia, tal cual, es una tarea
complicada, sobre todo cuando eres plenamente consciente de que la misma tiene fin y que no hay marcha atrás.
Quieres hacer todo y de todo. Quieres rememorar épocas pasadas. Quieres cumplir sueños y deseos. Pero, al mismo tiempo, quieres vivir tranquilamente, aceptando tu existencia, compartiendo y sonriendo.
Fui inocente. Tímido. Temeroso. Feliz. Observador.
Fantasioso.
Pase a ser temerario. Reflexivo. Indeciso.
Algunas veces hasta imbécil.
Seguí siendo deseoso. Escritor. Honrado. Fíjate
que hasta cabreado.
La timidez no me permitió descubrir muchas
cosas.
La inocencia me ha jugado malas pasadas, aunque
es triste perderla.
Mi fantasía me ayudó a pensar y a escribir lo
que pensaba.
Mi temeridad era solo amor o compromiso.
Cuando reflexionas estás ofreciendo tu yo hacía
los demás.
Cuando me cabreaba era por no entender aún.
No creo haber hecho daño a nadie jamás. Malentendidos, feas contestaciones, historias mal acabadas. Eso sí. No es que me sienta más o menos orgulloso de ello, simplemente es así.
Muchas veces una buena defensa es el comienzo
del ataque. Así he conocido a los energúmenos en la Tierra.
He pensado mucho. También soñar es una forma de
pensamiento.
He reflexionado, muchas veces sin saber
discernir lo correcto o adecuado.
Aunque mi vida es mía, la he compartido sin más
por amor.
He compartido mi sonrisa y mi vida con quien me
ha dado la gana.
He sabido comprender, en ocasiones tarde.
He tenido empatía hacía los demás, aunque
muchos no lo merecieran.
He sido leal, a veces por causas perdidas.
He creado. He creado vida. He creado ilusión.
También alguna venganza y desamor.
Todos hemos llorado sin saber exactamente por
qué.
Luz en la oscuridad. Creador de sonrisas.
Siempre pensando en los demás, muchas veces llevándolo
a cabo.
Si no, no sería yo. Es mi sino.
Cuando corre la banda o hace un centro largo se
me eriza el pelo.
Cuando le observo se que todo ha tenido sentido.
Cuando nos abrazamos me doy cuenta de lo pequeña
que siempre ha sido.
Cuando desayuno mirando el mar, doy por bueno
lo pasado.
Cuando estrecho la mano, el trabajo está hecho.
Cuando juego al pádel o tomo café con mis
amistades, es suficiente.
Espero poder celebrar los 50 en el pueblo. Con amigos y primos. Reírnos hasta que gritemos de dolor. Emborracharnos hasta decir basta. No sé si poner el cartel de entrada libre o de reservado el derecho de admisión. Quien después de 50 años me conozca, puede intuir lo que vaya a pasar.