Vaqueros, mejor negros. Botas negras. Camiseta negra, esa
nunca fallaba. Me decían que me iban mejor otros colores más alegres, pero no
hacía caso. Nunca he hecho caso.
Me miraba en el espejo. Joder...parezco un vampiro, un
puto zombi. Da igual. Me gusta ir así.
Ninguno de mis amigos iba así. Y ninguna de mis amigas.
Volvía a casa mirando el cielo, las estrellas. Parecía que
se movían con mis pasos. No miraba al suelo ni al frente, miraba arriba. Volvía
y me quedaba observando la chimenea. De pie. Estaba casi apagada, sólo quedaban
las ascuas, pero la volvía a prender, me gustaba que estuviese encendida,
ardiendo, que hubiese calor, fuego, toda la noche, aunque allí no hubiera
nadie.
Deberías dormir...Subía y salía al balcón, acurrucado,
mirando como se iba la noche, fumando el último cigarro. A veces oía suspiros
de dolor. Guardando.
es asi, el dolor es un compañero de viaje que a veces duerme.
ResponderEliminarExacto, a veces duerme. Incluso algunas veces por la mañana me tomo café con él...
ResponderEliminarNunca dejes de mirar las estrellas...
ResponderEliminarEso jamás, ya lo sabes. Aunque me tendré que comprar unas botas nuevas...
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